Entonces, ¿qué tiene que ver Dios con el bosón de Higgs?
(La Gaceta)
La partícula ocupa un papel central en el origen de todas las cosas, o en el bang del Big Bang.
El ahora famoso bosón de Higgs no solo era la pieza que faltaba para rematar la tabla periódica del mundo subatómico, sino que también es el centro neurálgico de casi todas las especulaciones sobre el Big Bang.
La partícula de Dios es el nombre que le puso un Nobel en Física, Leon Lederman, cuando hizo en broma una analogía con la historia bíblica de la Torre de Babel en la que Dios, en un ataque de furia, dispuso que todos los hombres hablaran lenguas diferentes. De la misma manera, el bosón de Higgs haría que todas las partículas tuvieran masas variadas. Por eso el mundo científico prefiere llamarlo bosón, para evitar connotaciones religiosas de todo tipo.
"El resultado representa una culminación del Modelo Estándar, un edificio teórico complejo, que hace uso de conceptos matemáticos sumamente abstractos, y consigue explicar muchas de las propiedades de las partículas elementales presentes en la naturaleza. También permite realizar predicciones, y ahí está su utilidad. Y a la vez su debilidad y fortaleza. El bosón de Higgs es un ingrediente fundamental de esta teoría y al confirmarse su existencia no solo se fortalece el modelo, sino que se enriquece con nuevos detalles. La teoría permite deducir los mecanismos que dan origen a la masa de algunas de las partículas del Modelo Estándar. Como la masa es una propiedad fundamental de toda la materia, saber su origen es importante", explicó al diario Río Negro el doctor en Física Javier Luzuriaga, del Instituto Balseiro y profesor en el Centro Atómico Bariloche.
Cabe aclarar que el físico Peter Higgs, que postuló estas ideas hace casi 50 años, no fue el único, si bien su trabajo fue el primero y por eso lo destacan sus colegas. Cada uno por su lado, otros físicos llegaron casi en simultáneo a conclusiones muy parecidas: Robert Brout (Universidad libre de Bruselas; murió el año pasado) y Francois Englert (Bélgica); Tom Kibble (Reino Unido), Dick Hagen y Gerry Guralnik (EEUU) tienen un mérito similar al de Higgs. Por ello la Academia Sueca, que no premia más de tres investigaciones, se enfrenta al dilema de que la teoría ahora confirmada merece el Nobel.
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